Voy a contar la historia de un niño normal, como cualquiera de nosotros, y es que todos hemos tenido 7 años, un niño que cada día cuando volvía a su casa del colegio veía a aquellos chicos de su clase en la calle, esos chicos que nunca se juntaban con el, esos niños que le dejaban solo los recreos, nuestro niño no entendía porque ellos eran mejores que el, si seguro que el sacaba mejores notas.
Un día se canso de pasarse los recreos sentado en una esquina viendo como todos jugaban y se lo pasaban bien sin el, un día se canso de llorar en las esquinas y de abrazar a la almohada, un día reunió todas las fuerzas que le quedaban y al salir de clase se acerco a esos niños, no eran tan malas personas como el creía, quizás no eran ellos los que no querían ir con el, quizás había sido el el que se escondía de ellos. Ese día nuestro niño llego tarde a casa, su madre estaba preocupada, pero no le dijo nada, no podía creerse que su hijo por fin tuviera amigos.
Un día un amigo suyo le ofreció un cigarro, nuestro niño no lo quiso, pero todos insistieron, el veía como todos fumaban y no quería ser diferente, pensó que por una vez no pasaría nada, pero no fue una vez, fueron muchas, tal vez demasiadas, las suficientes para que nuestro niño con 8 años no pudiera pasar un día sin fumar, pero no fue suficiente, nuestro niño creció, pero no dejo de ser un niño. Cada vez que llegaba a casa oía a sus padres discutir, veía a su madre llorar, no podía soportarlo, ahora tenia amigos, pero el niño seguía llorando, seguía triste, le faltaba algo, deseo que la vida fuera como un sueño, deseo creerá su propia vida, su propio cuento de hadas. Con once años nuestro niño encontró su cuento de hadas entre rayas de cocaína, era la única forma que tenia de escapar de su vida, de escapar de sus padres, de las lágrimas de su madre, poco a poco lo único que le importaba era la coca, y cada vez quería más y más y más, con trece años se dio cuenta de que su amigo no era tan amigo como parecía y un día le dijo que si quería que le vendiera droga tendría que traficar el también, nuestro niño sabia que eso estaba mal, pero quería droga, la necesitaba, así que acepto. Cada día veía a esa niña de su barrio, esa niña morena que a sus ojos era perfecta, no sabia que hacer para que ella se fijara en el y aquel día en el parque, cuando nadie lo esperaba esa niña le beso, a partir de ese momento no le importo otra cosa, solo la quería a ella, dejo de lado a sus amigos, siempre estaba muy ocupado con ella, pero ¿para quería más si estaban juntos? Empezaron en el barrio los rumores de que el traficaba droga, un día uno le dijo que o dejaba a su novia o se lo diría a la policía, el niño se puso nervioso, si la policía se enteraba no podría hacer nada, pero no iba a dejar a esa chica por nada, se dio la vuelta y sin pensárselo dos veces le empujo contra la pared, un puñetazo y otro y otro, cuando quiso darse cuenta vio a su amigo sangrando en el suelo, todo el mundo estaba mirando, el niño noto como sus ojos se llenaban de lágrimas, no podían verle llorar, así que se fue corriendo, solo quería verla a ella, era la razón que le daba las pocas sonrisas que tenia, y entonces la vio, pero esta vez fue diferente "no puedo segur contigo" "no me puedo creer que le hayas pegado" la voz de ella sonaba una y otra vez en su cabeza, ahora su vida no tenia sentido, pensó en suicidares pero cuando iba a hacerlo se dio cuenta de que estaba rodeado de coches de policías.
Con el paso del tiempo y trabamientos, nuestro niño dejo las drogas y salio del reformatorio, estaba deseando llegar a su casa, pero cuando llego se dio cuenta de que no tenia nada, de que no tenia a nadie, se dio cuenta de que estaba solo, su madre ya no hablaba, estaba demasiado asustada como para hacerlo, no podía creer en que se había convertido su hijo, su padre hacia años que ya no vivía en casa, pero el había estado tan ocupado en sus asuntos que no se había dado cuenta.
Con 16 años encontró su primer trabajo, no era un gran trabajo, pero aun así el estaba contento y su madre estaba orgullosa de verle trabajar, de ver como por primera vez en su vida hacia algo útil, poco a poco su vida fue mejorando, su madre le apoyaba, pero le faltaba algo, un día la vio de nuevo, era ella, la morena perfecta de la que un día se había enamorado, pero aun que hubiera pasado el tiempo esas palabras seguían resonando en su cabeza, intentaba no acercarse a ella y es que no sabia muy bien que decirle, pero fue ella la que se acerco a el y antes de que se diera cuenta volvieron a estar juntos.
Paso los mejores años de su vida, no tenia amigos, pero tenia a su familia y a ella, un día un compañero del trabajo le invito a salir, el acepto, echaba de menos amigos, gente con quien divertirse, pero nadie esperaba nada parecido, nuestro niño volvió a probar la coca y en su cabeza volvió a ver a su amigo sangrando en el suelo, volvió a ver a su madre llorar, y volvió a orla a ella "hemos terminad" era un recuerdo, un recuerdo con el que no podía seguir viviendo.
¿Quien iba a pensar que ese cigarro iba a terminar matándolo? solo era un niño.
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