Un día normal, como hoy, como cualquier otro, quien lo iba a imaginar, gente trabajando, gente viajando, cada uno con un motivo distinto, cada uno con una vida diferente, con planes de futuro y es que nadie esperaba morir.
Un día normal, como hay, como cualquier otro, un 11 de septiembre, quien podría haber imaginado lo que aquella gente tramaba, quien podría haber hecho algo por evitarlo, fue un momento, un choque, una explosión que acabo con la vida de tantas personas y que cambio la de tanta gente.
Hay personas, familias, para las que la vida nunca volvió a ser lo mismo, todo cambió, mil charcos de lágrimas derramadas, llantos, gritos, sentimientos de odio, tristeza, porque ya nada puede cambiar la situación, todo ha cambiado, no podemos hacer nada, no podemos volver atrás.
Hay que seguir adelante, ayudar para que no vuelva a suceder, tener más cuidado la próxima vez, pero ahora, ahora ya es tarde, nunca podremos recuperar lo que perdimos aquel día, nunca, tampoco podremos evitar que vuelvan a pasar tragedias como esta, porque por mucho que hagamos, siempre habrá gente por el mundo que no merecerá vivir y que aun así seguirá dejándose la vida por hacer el mal, pero eso lo sabemos todos. Siempre va a haber gente inocente pagando los errores de otros.
También debo añadir que ese choque de aviones contra las torres gemelas no fue el único accidente que hubo ese día, otro avión se iba a estrellar contra el pentágono, pero los pasajeros consiguieron desviarlo, al final murieron, pero no tenían otra opción, o morían solo ellos, o moría también más gente. Esos pasajeros seguro que no merecían morir, nadie lo merecía.
Hoy quiero dedicar esta entrada a todas las víctimas, las familias y a la gente que de alguna u otra manera sufrió ese atentado del cual hace ya 10 años. Ojala que hayan sabido seguir adelante y ojala que todo les valla muy bien, porque no se lo merecían.